El 22 de marzo de cada año se celebra el Día Mundial del Agua para poner en valor la importancia del agua como pieza fundamental del desarrollo sostenible
“La respuesta está en la naturaleza” es el tema elegido para este año. Cómo la naturaleza puede ayudarnos a superar los desafíos planteados en el siglo XXI. Si durante los años anteriores las temáticas giraron alrededor de las aguas residuales (2017), el empleo (2016), el desarrollo sostenible (2015) o la energía (2014). Sin embargo, este año toca concienciar sobre la necesidad de cuidar los ecosistemas y la naturaleza y de cómo esta puede generar sinergias para contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados para 2030.
Son muchos los aspectos del desarrollo sostenible que pueden verse mejorados mediante la unión de agua y naturaleza: la garantía de la seguridad alimentaria, la reducción del riesgo de desastres o la construcción de asentamientos urbanos sostenibles. Sin embargo, todavía queda mucho por mejorar. En pleno siglo XXI, más de 2 billones de personas carecen de acceso al agua potable segura y más del doble no cuenta con acceso a servicios de saneamiento seguro.
Además, se prevé que para 2050 la demanda de agua potable aumente más de un 30%. Los patrones de consumo acelerado, el deterioro medioambiental y el cambio climático ponen de manifiesto la necesidad de un cambio de mentalidad que involucre a todos los actores de la sociedad.
El crecimiento demográfico que está sufriendo el planeta se refleja también el incremento de la demanda mundial de agua. Tanto la demanda industrial como la doméstica han experimentado un aumento ligado sobre todo al crecimiento de los países emergentes. Y está tendencia seguirá aumentando al ritmo de su crecimiento poblacional y su desarrollo económico.
Simultáneamente, el cambio climático está extremando las condiciones en los diferentes climas. Las regiones más secas se volverán aún más áridas y las húmedas se volverán más húmedas todavía. Actualmente, 1800 millones de personas viven en áreas afectadas por la desertificación y se espera que en 2050 este fenómeno provoque más de 135 millones de movimientos migratorios. La tendencia de las inundaciones también seguirá creciendo. Los 1200 millones de personas que viven en zonas en riesgo de inundación pasarán a ser 1800 millones en los próximos 30 años.
Afortunadamente, la atención que se le presta a las SbN ha aumentado en los últimos años. La introducción de estas soluciones naturales en materia legislativa -especialmente en lo referente a recursos hídricos-, seguridad alimentaria, agricultura, biodiversidad, reducción del riesgo de desastres naturales… ha ayudado a su reconocimiento desde los distintos sectores. La agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible pueden marcar el camino a seguir para revertir la tendencia actual.
